Cuenta la leyenda que en
una isla del Mediterráneo existía un apuesto marinero, que tenía al mar como pasión, a las muchachas de la isla les resultaba muy interesante y muchas de ellas en secreto suspiraban por él.
Más de una vez lo vieron acompañado por alguna de esas muchachas, pero ninguna lograba conquistarlo para siempre, podía pasar varios días sin regresar a su mar, nunca más de siete, pero cuando regresaba al mar, la muchacha ya lo podía dar por perdido.
Alguien dijo que ese muchacho sólo podría amar al mar.Una de las muchachas, con quien él nunca había estado, invocó a las brujas y les pidió que la convirtieran en la criatura más hermosa del mar, al precio que fuera.
Las brujas le dijeron que sería la más hermosa del mar, pero que en la tierra nadie la podría amar, y ella aceptó.
Y fue así como se creó la primera sirena, la muchacha se acostó esa noche a dormir cerca de la orilla del agua, tal y como le dijeron las brujas, y al amanecer, se transformó en una hermosa sirena.
La sirena se dirigió nadando a donde estaba el muchacho con el barco. Al verla, se quedó impresionado de su espectacular belleza, pero al cogerla en sus brazos y ver su apariencia se asustó, ante lo cual la sirena se derrumbó y le dijo llorando, ¿cómo me rechazas si soy la más hermosa que has visto? a lo que el contestó, no busco a la más hermosa, sino a aquella que me entienda.
Despechada, la sirena se marchó y desde entonces, en eterna venganza, las sirenas se dedican a confundir a los marineros con sus cantos y ahogarlos en el fondo del mar.
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